El perfume ha dejado de ser un complemento para convertirse en un elemento clave del bienestar emocional. El interés por un cuidado holístico ha abierto nuevos horizontes a la perfumería integrando emoción y bienestar en experiencias olfativas sensoriales. Este es el enfoque del fabricante de perfumes para terceros Mixer & Pack.
El perfume como vehículo de bienestar, por Mixer & Pack
Durante años, el perfume ha sido considerado un gesto accesorio que complementaba nuestra presencia en sociedad. Hoy, esta visión ha evolucionado y la fragancia se ha posicionado como un artículo de autocuidado, de conexión emocional e, incluso, de construcción de identidad. Así lo refleja el estudio “Cultura del Bienestar”, de Stanpa y Kantar, que concluye que el 64 % de los españoles afirma que el perfume le hace sentir bien —una cifra que se dispara al 71 % en el caso de las mujeres—. El bienestar se ha convertido en el nuevo lenguaje de la perfumería como constata dicha investigación: el perfume ocupa el tercer lugar en la lista de productos de cuidado personal imprescindibles, tras la higiene y el cuidado capilar. Además, el 40 % de los encuestados afirma usar perfume para sentirse limpio y un 70 % vincula su imagen personal con su bienestar emocional.
La ciencia del olor
Nuestro sentido del olfato está directamente conectado con el sistema límbico, la parte del cerebro que gestiona las emociones y los recuerdos. Por eso, un aroma puede trasladarnos a un momento preciso de nuestra vida, despertar nostalgia, alegría o paz. Esta faceta emocional está siendo explorada por fabricantes de perfumes como Mixer & Pack, que innovan con productos que, no solo huelen bien, sino que además tienen un impacto positivo en las personas.
Autoestima y expresión personal
La perfumería moderna no solo responde a una necesidad funcional. Cumple un papel clave en la forma en la que las personas se ven a sí mismas y se relacionan con los demás. Elegir una fragancia es, en muchos casos, una declaración de intenciones: quién soy, qué quiero transmitir, cómo quiero que me recuerden. Este vínculo entre perfume y bienestar explica por qué cada vez más consumidores demandan fragancias específicamente diseñadas para sentirse mejor.
