Desde 2004, Jean-Claude Ellena no venía a España, así que su visita a Madrid para presentar la colección de los perfumes clásicos de Hermès era un acontecimiento al que no podíamos faltar. El perfumista nos deleitó con una clase magistral sobre la historia de la perfumería, en una cita de esas que no se olvidan.
Jean-Claude Ellena goza del reconocimiento del mundo de la perfumería al completo. Algo entendible por sus creaciones olfativas, magníficas en su mayoría, pero que se convierte en un hecho incontestable cuando descubres al artista. En Hermès ha encontrado el entorno ideal para trabajar y «Hermès ha encontrado en él a su mejor embajador», admitió el director de Hermès Ibérica, Eric Grellety.
Ellena tiene libertad de creación plena, sin atenerse a ningún briefing o idea preconcebida, lo que le permite trasladar toda la poesía que lleva dentro a sus composiciones olfativas. Porque él es un artista, que no un artesano, un poeta que, en lugar de palabras, une olores, combinándolos con maestría para crear determinadas emociones, ilusiones que hacen soñar, sensaciones que hacen viajar. «Me gusta trabajar con pocas materias, unas 200, por dos razones: porque facilita el dominio de los olores, fundamental para la creación de una fragancia y porque la perfumería deja de ser un arte cuando emplea muchas materias», confesó.
Perfumes clásicos de Hermès
Con la serenidad de un sabio, repasó la colección de Clásicos de Hermès, 8 fragancias atemporales que reflejan la historia de la perfumería de autor desde 1951 hasta el año 2000. Creadas por algunos de los compositores más prestigiosos en su época, cada una impulsó tendencias olfativas replicadas por grandes perfumes de otras firmas.
Eau d’Hermès (1951) está considerado el primer perfume de Hermès, un unisex firmado por Edmond Roudnistka, con el que se propuso evocar el olor del interior de un bolso de mujer.
Calèche llegó 10 años después, «entonces los perfumistas tenían todo este tiempo para hacer un perfume, no como ahora». El primer femenino obtuvo tanto éxito que se convirtió en el principal activo del negocio de Hermès durante la década de los 60.
En 1970 nació el primer masculino, Equipage. Y en 1974 el femenino Amazone, al que su autor, Maurice Maurin denominó Sputnik porque con este encargo «quería llegar a tocar la luna, quería crear ‘el perfume’ de Hermès».
Bel Ami (una novela de Guy de Maupassant) impactó por su eslogan: «Él se perfuma, ella se abandona». Este masculino aparece en 1986, cuando se está produciendo un cambio revolucionario en la perfumería. «Entra en escena el marketing, lo que para el perfumista significa que cuenta con menos presupuesto para desarrollar su trabajo. Con menos medios, se replantea la forma de crear para seguir impresionando».
En 1998 se lanzó Rocabar, una fragancia masculina que se adhiere al código americano, basado en el olor a limpio. «Fue un fracaso total para Hermès, que comprendió que debía volver a sus raíces francesas». Y así lo hizo un año después con Hiris, un femenino centrado en el iris.
El femenino Rouge Hermès (2000) cierra la colección. Un femenino con un lado recio más tenaz y otro ligeramente delicado que simula el carmín de labios.
Reinterpretaciones
Como gran amante del jazz, Ellena ha afrontado la reinterpretación de 3 de estos clásicos. Después de Bel Ami Vetiver, ahora presenta Rose Amazone y Equipage Geranium. «Reinterpretar es gozar, es realizar un placentero viaje al pasado, intentar comprender qué quiso crear el autor y sin cambiar su mensaje darle un aire más actual».
En Rose Amazone, Ellena versiona la fragancia de 1974, sublimando la fruta fresca, para desarrollar una partitura más alegre.
Y en Equipage Géranium ha reescrito el lado especiado del perfume original y la nota de geranio.
Dónde
El broche final estuvo a la altura del encuentro. La colección completa de Clásicos viaja desde las boutiques de Hermès por primera vez para estar presente en 100 perfumerías tradicionales de toda España.