España es mucho más que un país ligado al agua de colonia. Historia, tradiciones y ritos han vertebrado la historia del perfume en nuestro país, llegando a convertirse en una región clave para el desarrollo de la perfumería europea, tal y como la conocemos hoy. Eso es lo que sostiene Clara Buedo —periodista especializada en belleza y experta en perfumes— en su nuevo libro El perfume en España (editorial Catarata), una obra que plantea una revisión profunda, rigurosa y sugerente de la historia perfumada del país.
Una nueva visión sobre la perfumería: “El perfume en España”, por Clara Buedo
Prologado por el maestro perfumista Ramón Monegal, el libro da continuidad a su título anterior, Historia del Perfume. Relatos olfativos del pasado (2024), en el que Buedo realiza una cartografía sensorial de la perfumería a lo largo de los siglos. En esta segunda entrega, la autora concentra la mirada en el territorio español, desde los aromas de la civilización tartésica hasta la sofisticación de la Barcelona contemporánea, pasando por Al-Ándalus, Castilla y las grandes rutas coloniales.

Historia del perfume de un país
En este nuevo libro de Clara Buedo encontraremos datos y un rico contexto histórico bien documentado. El ensayo recorre desde los cultos matriarcales prehistóricos, en los que se utilizaban ungüentos de terebinto y resinas aromáticas, hasta la consolidación de una pujante industria perfumera en el noreste peninsular.
Según la autora, la aportación española al desarrollo de la perfumería europea ha sido mucho más relevante de lo que la historiografía tradicional ha querido reconocer. Ramón Monegal lo destaca en el prólogo: “Me ha encantado escuchar de Clara anécdotas o teorías bien fundadas, como que el perfume en Europa se gestó en la España andalusí, no en Italia; así como que las primeras aguas aromáticas alcohólicas o los primeros guantes de piel perfumados surgieron en al-Ándalus, cuna de su manufactura final, no en Francia. ¡Casi nada!”
Al-Ándalus, germen de la perfumería moderna
Uno de los núcleos temáticos más potentes del libro es el papel de Al-Ándalus como laboratorio de innovación olfativa. Desde esta región florecieron conocimientos botánicos, técnicas de destilación y fórmulas precursoras que más tarde serían adoptadas —y a menudo apropiadas— por otras cortes europeas. Castilla también ocupa un lugar de honor en el relato, como origen de recetarios alquímicos que influirían en la perfumería francesa e italiana del Renacimiento.
Entre los hallazgos más sorprendentes, Buedo recupera la existencia de confites aromáticos —auténticos perfumes comestibles— que se ofrecían como exquisiteces a las élites regias. Elaborados con ámbar, azúcar, esencias florales y especias, estos dulces fragantes servían tanto de placer como de remedio contra el mal aliento, en lo que la autora no duda en llamar un perfume que “se come”.

Un territorio aromático por naturaleza
Más allá de la historia, El perfume en España reivindica el paisaje como fuente inagotable de materia prima olfativa. España es una comarca de “rica materia aromática”: ládano, azahar, espliego, anís, romero, tomillo, rosa, hisopo, enebro, cítricos…
El país, cruzado por varios climas, es bañado por tres mares y expuesto a influencias botánicas diversas, lo que ha favorecido una extraordinaria biodiversidad de ingredientes. Además, su herencia imperial permitió la incorporación de materias tropicales procedentes de América Latina y de especias asiáticas traídas desde Filipinas.
“España es, y ha sido siempre, una nación bellamente perfumada”, señala Buedo.
El libro ya está disponible en librerías.